Porque el asunto son los cromos ¿infantiles?, el interrogante no es por el contenido de los cromos, sino por la dimensión del negocio. Un ejemplo: La colección de Panini, denominada ADRENALYN 2016-2017 liga de futbol y patrocinada por el Banco del Santander. Está compuesta de 540 cromos. Después de varios sondeos, en varias familias y profesorado, podría tomarse como gasto medio de cada familia, sólo para esa colección, 250 euros (caso anexo 1). Considerando la experiencia en las aulas un 80% de alumnado varón (aunque también hay niñas que coleccionan), de entre 5 y 9 años, colecciona estampas de futbol. Como la población de varones en esas edades es de 1.150.000, se calcula que algo más de 900.000 niños estarían implicados en este negocio. Esto supondría, sólo para esta colección, un total de 231 millones de euros. ¡No está nada mal! Inclusive, si se estimase que el consumo medio roza los 100 euros por niño, los 90 millones a recoger tampoco representan poca cosa.
Y casualmente toda la infancia está escolarizada. Y también, da la casualidad, de que existen programas educativos transversales para la formación de consumidores y usuarios. Y también casualmente la tan cacareada Educación Financiera (neocapitalista) solo se dedica a informar sobre productos financieros y no sobre las economías sociales y domésticas, entre las que se encontrarían los derechos de los consumidores de productos como son las colecciones de cromos.
No es fácil encontrar, si es que existe, la normativa legal que regule este asunto, porque la empresa Panini se reserva la venta directa de determinados cromos. ¿Quién asegura que todos los cromos se ofertan en igual cantidad y en el mismo momento? Porque si se produce una introducción selectiva y escalonada de los distintos cromos la actuación es fraudulenta. La búsqueda del cromo inexistente en el mercado incita a la compra de más paquetes para completar una colección imposible en esos momentos. Si esto no es un Timo ¿qué es? ¡Ah! Y todo ello con ausencia total de control por parte de las autoridades, que deben vigilar por la infancia. Multiplíquese este asunto por todas las colecciones de cromos infantiles en el mercado y ¡Voilá!, el timo del negocio de los cromos infantiles está servido.
Fdo Rafael Fenoy Rico