Valoración tras los resultados de las elecciones

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Compañeras, compañeros:

Sabemos —porque lo hemos comprobado ahora y en otras elecciones— que el trabajo, la constancia y la coherencia, a menudo, no se traducen en unos resultados mejores. En nuestro día a día, el objetivo no está puesto en los procesos electorales docentes ni en los políticos, cosa que sí ocurre con otras organizaciones. No nos casamos con nadie. Eso nos da una independencia de la que no pueden presumir otros sindicatos. Pero las elecciones, no lo vamos a negar, son importantes.

Tradicionalmente, nuestro sindicato —por su carácter combativo, desobediente y crítico— ha tenido mejor aceptación y ha sido visto con más simpatía en momentos de conflicto y movilización. Se ha percibido su sentido y necesidad como una herramienta y vehículo de lucha y de denuncia. Eso ocurrió en 2018, con las potentes huelgas y manifestaciones por la estabilidad del personal interino. Aquello, que no formaba parte de una campaña de mercadotecnia sino que respondía a un malestar hondo y generalizado, lo hubiéramos hecho con elecciones o sin ellas a finales de ese mismo año. En esa ocasión, no somos ajenos a que repercutió positivamente en el apoyo que recibimos en las urnas aquel 4 de diciembre. Por eso, entre otros motivos, tuvimos unos resultados “excepcionalmente” buenos.

¿Qué ha ocurrido de un tiempo a esta parte?

Hemos estado inmersos en una época de desmovilización desde hace, prácticamente, dos años y medio —aunque con salvedades dignas de mención como, por ejemplo: las del colectivo de pensionistas, las de AIRBUS en Cádiz y Puerto Real, las de Barrios Hartos o, últimamente, las de la sanidad pública—. Sin movilización, sin luchas visibles, nuestra razón de ser no se percibe de la misma manera. No obstante, en todo este tiempo, hemos llamado a la movilización y hemos acudido allí donde había un conflicto, situaciones laborales que denunciar, etc. No hemos cambiado. Aun así, puesto que las circunstancias eran bien distintas de las de 2018, entraba dentro de lo esperable que tuviésemos menos respaldo en las urnas.

¿Cómo repercute esto?

Como sabéis, constituimos una Federación Andaluza de Sindicatos de Enseñanza (FASE) y contamos con una bolsa horaria que repartimos entre los sindicatos y las secciones sindicales provinciales de Enseñanza. De esa bolsa se hace un uso solidario de modo que las provincias con menos recursos personales puedan llevar a cabo su trabajo. La cuestión que se nos plantea es la siguiente: a menos horas, menos capacidad para abarcar y llegar a más sitios, más temas, más denuncias. Y eso es precisamente lo que ha pasado: hemos tenido peores resultados en todas las provincias, por lo que el número de horas y de personas delegadas se va a reducir mucho a partir del curso que viene. En Córdoba seguimos sin representación en la Junta de Personal, y la perdemos en: Jaén, Almería y Granada.

Sabemos que hay personas afiliadas y simpatizantes que no votan por desidia o porque no son conscientes de la repercusión de un puñado de votos. Un ejemplo claro es Sevilla, donde apenas diez votos nos privaron de representación el año 2010, pasando de 4 delegados a 0, al no alcanzar por décimas el 5 % mínimo exigible para entrar en la Junta de Personal de Sevilla. Si no se consigue estar en la Junta de Personal en las 8 provincias, imaginad que llegar a la mesa sectorial se convierte en una quimera. A veces, escuchamos a personas de CGT o no afiliadas preguntar cómo, cuándo, dónde o por qué se ha firmado tal cosa. Normalmente, los acuerdos se llevan a la mesa sectorial, en la que no estamos y no va a ser fácil por el camino que vamos. Si se quiere una voz distinta, que no pacte, que no trague, que no se venda por liberaciones o que ponga a la vez una vela a Dios y otra al Diablo (léase concertada y pública o viceversa), debemos tener muchos más votos. No nos lo van a regalar, como sí hacen con UGT, que —con peores resultados— está en la mesa sectorial, alegando que es una fuerza representativa en la Mesa de Función Pública.

En los últimos cursos, ha llegado a la docencia mucho personal interino, con los fondos europeos por el tema del COVID, que ha encadenado vacantes o sustituciones “con facilidad” y tal vez crea que eso es lo normal y que —como nos decían hace años a quienes empezábamos a trabajar en la enseñanza pública— ya todo irá mejorando año a año. Nada más lejos de la realidad. Quizás esa hornada no sea consciente de lo que se le viene encima. Esos docentes también votan. O no. Lo que parece claro es que, si lo hacen, no es

—como sí ha pasado en otros momentos con el colectivo interino— a CGT.

No se trata de culpar a nadie de nuestros resultados ni de reñir al electorado. Cada cual puede hacer lo que considere, pero, al menos, que sea consciente de que con su acción o su inacción contribuye a la pervivencia de un modelo que tal vez no sea el mejor para la educación pública.

Seguro que hemos cometido fallos y que no hemos llegado a todo lo que nos gustaría o esperabais. Lo sabemos. Tenemos nuestras limitaciones. Tampoco queremos convertirnos en un sindicato de servicios, en una gestoría. Para eso hay otros.

¿Y los resultados?

CC.OO., que baja considerablemente, y UGT, que casi se mantiene, continúan deteriorando con sus acuerdos en favor de la concertada lo que dicen defender de la pública.

Entretanto, CSIF y ANPE suben. Tienen la maquinaria perfectamente engrasada. No les pasa factura lo que hagan o dejen de hacer ni haber estado (en el caso de CSIF) al frente de las direcciones generales y jefaturas de servicio de la consejería y las delegaciones territoriales. Más corporativismo y sindicatos que pactan y pastan.

CGT y APIA obtienen malos resultados, perdiendo en torno a la mitad de sus delegados. USTEA baja pero no tanto.

Es significativo que la agrupación electoral ASADIÁN/ASADIPRE haya obtenido muy buenos resultados. Este conjunto de directores y directoras no sabemos qué ofrece, más allá de un intento corporativista que divide al profesorado en jefes y el resto. Que hay mucho malestar en los equipos directivos y que están quemados por las administraciones educativas, lo hemos denunciado en más de una ocasión. De ahí a montar un sindicato exclusivo… A este paso vamos a llegar a lo que pasa en sanidad —sindicato de médicos, sindicato de enfermería… — y tener sindicato de docentes de Filosofía, de Música, etc. Corporativismo en vez de unidad. En algunos pueblos, donde parece que el Director o la Directora siguen siendo fuerzas vivas, han obtenido muy buenos resultados.

RESULTADOS EN DELEGADOS (hay 382: 10 más que en 2018)

ANPE: 78 (+11)

APIA: 8 (-9)

ASADIÁN: 28 (+28)

CGT: 15 (-14)

CC.OO.: 45 (-13)

CSIF: 116 (+13)

DxP: 7 (+2)

SIEP: 3 (=)

UGT: 26 (-1)

USO: 0 (=)

USTEA: 56 (-7)

¿Este es el gremio que tenemos? Hagamos lo posible por cambiarlo.

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