A lo largo de estas semanas dentro del estado de alarma, el personal docente ha vivido en una continua incertidumbre laboral ante la imprecisión de unas directrices y la lentitud en aparecer de otras. Durante este proceso, si algo ha quedado claro es el hecho de que al final son los hombros docentes los que cargan con el peso del devenir caótico de este final de curso. Así, se ha apelado a la flexibilidad docente y se ha pedido adaptar las programaciones a fin de que el proceso educativo se realice de manera satisfactoria. Pero esta adaptación no depende exclusivamente del trabajo y buen hacer de la plantilla de los centros; si no, que se les pregunte a los profesores y profesoras de 2º de Bachillerato de los centros educativos andaluces, que piden unas indicaciones precisas de cómo será el modelo de examen de cada asignatura para poder llevar a cabo la adaptación y organización de asignaturas que desde la administración se les pide. Porque, a dos meses de que comiencen una de las pruebas más importantes en la vida de un nutrido grupo de futuras personas universitarias, no se puede organizar el trabajo en base a directrices generales no desarrolladas con mayor precisión.
Por ello, desde CGT Enseñanza Córdoba, instamos a la Consejería de Educación de Andalucía, al Consejo de Universidades de Andalucía y a las diferentes ponencias que coordinan la PEVAU a que con la mayor premura se informe a los centros, de manera pormenorizada, sobre los diferentes exámenes que alumnos y alumnas tendrán que realizar y proporcionar modelos de exámenes que sirvan de guía.