Cerrar los CIEs antes que nos metan en ellos.

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Exagerar en ocasiones ayuda a comprender. En la Alemania de 1932 pocos preveían lo que estaba a punto de suceder. Primero comenzó la persecución contra los anarquistas, luego los comunistas, le siguieron los socialistas, los gitanos, los judíos, los eslavos…, en realidad sólo quedaban a salvo del aparato represor del Estado nazi, los arios de raza probada y de ideología nacionalsocialista.

¿Pero cómo empezó todo el horror? No fue de un día para otro, no fue una declaración explícita, no fue una ley sancionadora. Comenzó dando poder a la policía alemana, a la Gestapo, para detener a cualquier persona y encarcelarla sin pasar por el juzgado. Se justificó, entonces, por motivos de seguridad, ya que las gentes de bien, las personas de orden, nada tenían que temer del aparato policial que velaba por su seguridad. Sin embargo, la historia ha enseñado constantemente que con las libertades y derechos no se puede jugar, ni siquiera hacer excepciones, excepcionales, aunque se esgrima la defensa del interés general para ello.

Póngase Vd., por un momento, en el papel de una persona “indocumentada”. Este es un hecho objetivo: o se tiene documento de identidad o no se tiene. Por circunstancias, todo lo extraña que se quieran, a Vd. le solicita un policía la documentación, si no la lleva puede ocurrirle dos cosas. Un inciso: Si a una persona la ley la puede tratar de dos maneras es que la ley es injusta por inhumana. Si es Vd. de nacionalidad española, le sancionan por una “falta administrativa”. Y aunque parezca mentira en otros países de Europa (llamados demócratas) la estancia irregular es delito, en España sólo es una falta administrativa, razón por la que ningún ciudadano español es privado de libertad. Ahora bien, como Vd. sea una persona “inmigrante”, lo encierran en un CIE. (Centro de internamiento para extranjeros). Le quitan la libertad sin que Vd. haya cometido delito alguno, sin que un juez acuerde su internamiento. Vd. se preguntará ¿Algo así como la Gestapo desde 1933 en adelante?

¡Cuidado! Como decía el poema: Primero vinieron por estos, pero como yo no era de ellos, yo tranquilo. Después vinieron por aquellos, pero como yo tampoco lo era, estaba tranquilo, no hice nada. Pero ahora viene a por mí y… ¡estoy sólo! No es una exageración, aunque a alguien se lo parezca, es la defensa de derechos inalienables. Por ello a las personas indocumentadas, hay que identificarlas y facilitarles documentación, sólo y nada más que eso. No más CIEs, que se cierren todos antes que comiencen a meternos en ellos.

Fdo. Rafael Fenoy Rico