Movilízate Resetéate

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Palabras entretejidas en la letra de una nueva canción de Brisa. Se afirma constantemente que los tiempos cambian, que más que evolución asistimos y vivimos una acelerada revolución provocada por la conectividad que permite las tecnologías vía satélite y las redes inalámbricas. El acceso a lo que ocurre, en cualquier parte del mundo en el mismo instante en que se produce, está cambiando profundamente la manera de comprender el mundo y establecer una relación real con él.

La mente percibe que, a fuerza de manifestar opiniones o deseos, reivindicaciones en general, es posible transformar la realidad. El hecho de que una opinión sea compartida por muchas personas no permite que esta opinión pase la frontera de lo virtual para instalarse en el mundo real que se pretende modificar. Denuncias en redes sociales, sobre todo y de todo tipo, por sí, no alteran lo denunciado. Por otro lado, también se piensa que el compartir eventos, sucesos, pensamientos etc. permite crear “estados de opinión”. Y es cierto que se va creando una especie de “conciencia colectiva”, eso sí virtual, que algunas personas piensan que ayudará a modificar la realidad, es decir, las relaciones de poder político o económico.

Los hechos, que en estos últimos años se han venido sucediendo, parecen no dar la razón a estas pretensiones. De hecho, a pesar del aumento del estado de conciencia sobre la corrupción, de un partido político o de incluso los políticos electos, no parece que la intención de voto en unas próximas elecciones varíe sustancialmente. De hecho, la protesta virtual, firmas de apoyo a determinadas causas o denuncias de abusos o fraudes parece que actúa como un elemento desmovilizador ya que algunas personas creen haber hecho algo por la “causa” firmando on line una petición o denuncia de este tipo.

¿Sabe alguien el efecto que causa en los políticos estos millones y millones de firmas virtuales? Nada cambia e incluso se hace más difícil conseguir respuestas de quienes detentan poderes. Y es que básicamente se suele pedir “peras al olmo”, ya que las agendas políticas, definidas en función de intereses económicos e ideológicos, no se alteran por unos cientos de miles de firmas más o menos. Cuantas más oportunidades de intervenir realmente sobre la realidad menos se hace, porque se fía y se confía en que otros, la oposición, los concientizados, la militancia social, lo haga. No parece que el esquema funcione y por ello sería necesario ir “reseteándote y movilizándote” en el mundo real, no pidiendo virtualmente, sino transformando realmente.

Fdo Rafael Fenoy Rico