La FOAPS (Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera) alega que la situación actual es inviable porque pone en peligro su estabilidad económica.
Cientos de usuarios con sordoceguera, desde menores hasta personas adultas, se quedan más aisladas sin sus mediadores comunicativos.
Resulta increíble que aduzca ese motivo. Sus cuentas del 2019 y del primer trimestre de 2020 se desconocen, de modo que es imposible saber cómo están. Recibiendo subvenciones, donaciones y partidas de la ONCE, cuesta creerlo. ¿De verdad no puede mantener en nómina a sus trabajadoras? Y no se piensen que eso incluye pagarles el verano. No: FOAPS tiene la habilidad de rescindir los contratos el 19 o 20 de junio y de volver a contratar a finales de septiembre o inicios de octubre. 3 meses que vuelan de un plumazo. Por eso no les hacen un ERTE por COVID-19 (así cotizarían y no consumirían paro): porque tendrían la obligación de no despedirlas en los 6 meses siguientes al fin del estado de alarma. Les sale redondo.
Ayer les comunicaron que a partir de mañana, miércoles 15, finalizan sus contratos y van todas al paro. A ver qué prestación tienen habiendo trabajado 7 meses. Este año estarán al menos 5 meses sin trabajar ni cotizar. Estas trabajadoras, fijas discontinuas o contratadas por obra y servicio, son precarias. Aunque sus sueldos son muy dispares, la media es de unos 700 euros. Recordemos además que las condiciones de estas personas son bastante peores que las de las Intérpretes de Lengua de Signos Española (ILSE). La precariedad no conoce límites para quienes trabajan en el sistema educativo andaluz. Con este tipo de fundaciones tiene los convenios la Consejería de Educación. Desde hace años. Una vergüenza. Ahora la Junta debería reclamar la parte proporcional de la subvención que le dan, puesto que no la van a usar.
Una gran familia
La Fundación comunicó en un primer momento a sus trabajadoras que su actividad quedaba suspendida hasta nuevo aviso y que barajarían distintas opciones, pensando siempre en el bien común. Durante semana y media combinaron el teletrabajo y la formación. Después indicaron que el teletrabajo no tenía cabida porque la mediación se basa en la atención directa. En sus escritos apelan continuamente a que forman una gran familia y que están siempre al lado de quien más lo necesita. Se deduce que los mediadores son invisibles. A la ONCE le importa más su Unidad de Voluntariado que sus trabajadores.
El 16 de marzo explican que, para ahorrar gastos, anulan toda su publicidad; algo que desmienten los medios de comunicación, donde lavan su imagen diariamente. El 20 les dicen que los contratos siguen vigentes. El 25, la Fundación señala que «ha decidido, que lo mejor para los mediadores y los usuarios es hacer el esfuerzo de mantener los puestos de trabajo, esperando ver qué decisiones toma el Gobierno de España, a partir del próximo día 11 de abril». Asimismo, se autoriza a las mediadoras a realizar teletrabajo durante esos días, por lo que se hace más incomprensible que ahora las despidan habiendo demostrado que pueden llevar a cabo satisfactoriamente su trabajo de forma telemática.
El 29 de marzo, dos días después de reunirse con «los sindicatos», ponen sobre la mesa el ERTE por razones económicas, técnicas, organizativas y de producción, una medida que nunca habrían querido anunciar. Lo justifican para poder acometer atenciones fundamentales, entre las que se encuentra la «cobertura educativa para nuestros más de 7500 estudiantes, con profesores y expertos educativos volcados en su inclusión». Poco le duró la ILUSIÓN. Diez días después anunciaba que prescindía de parte de esos profesionales, dando por terminado el curso sin que ninguna autoridad educativa haya concluido el mismo oficialmente. No se sabe si la mayor parte de las etapas volverán a las aulas en algún momento, pero si esto sucediese, este alumnado quedaría sin atender.
Merece la pena destacar que, con su decisión, se acrecienta el aislamiento que padecen las personas sordociegas en el confinamiento. Pero parece que eso es secundario. Mientras tanto, la ONCE pasa apuros económicos y extiende su presencia en hoteles, metros, hospitales, call centers…
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