La piel del oso antes de cazarlo

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El colectivo de personas interinas en educación, y también en otros sectores, está viviendo una angustia extraordinaria porque se ve en la calle el próximo curso escolar.

Es pues, más que comprensible que decenas de miles de cabezas, la inmensa mayoría bien amuebladas y con formación universitaria, ¡que eso no se ve todos los días!, estén dándole vuelta a cómo resolver el principal problema de sus vidas.

En el abanico de propuestas surgen expectativas sobre una demanda multitudinaria para que los tribunales concreten el inmenso fraude de ley en el que se han metidos las administraciones publicas.

Hay gentes que viven de los pleitos que anuncian a bombo y platillo que “esto está ganado” y algunas personas entran en ese torbellino leguleyo que sólo el experto conoce y del que no dan ninguna garantía. Quien tire por ahí sabe que lo hace a la aventura y que lo mismo que un abogado incita, hay decenas de abogados que ponen más de un reparo a esta vía. Piensen por un momento que si esto fuera solución ¿por qué no se han apuntado todas las jurídicas de los sindicatos? El tema es incierto pero más aún es desmovilizador, ya que poniendo la demanda la psicología de la persona cambia y de “nuestra lucha” se pasa a “que hay de los mio” en un santiamén.

Por otro lado, están los que enarbolan la bandera de la laboralización, como si esa palabra mágica resolviera el galimatías. Hay muchas formas de ser laboral, por ejemplo: Están los laborales fijos discontinuos de las administraciones publicas que pierden el puesto de trabajo en cuanto su plaza sale a concurso. Están los laborales de la enseñanza privada, algunos en condiciones leoninas contractuales. También están los laborales en educación, que se rigen por el VI Convenio, y que en los centros educativos, servicios educativos e incluso en los EOEs se encuentran. Estos gozan de casi las mismas condiciones de trabajo que el resto de funcionarios docentes sean orientadores o médicos de estos equipos. Esta figura no está mal porque además tienen posibilidades de movilidad, los sueldos son similares y las vacaciones idénticas. Véase también los laborales que imparten religión con sus pros y contras…

Pero volviendo al asunto de la unidad de acción, si lo que se pretende es que el empuje colectivo de la interinidad, y solidario del funcionariado, consiga que QUIENES ESTAN SE QUEDAN, el problema de cómo se quedan lo tiene la Junta de Andalucía, porque si se consigue la estabilidad, tiempo habrá para resolver como se accede a los cuerpos, porque ese es el otro objetivo. El objetivo es nadie a la calle, todos con trabajo estable, no se cambia a las personas trabajadoras.

Y luego están los que quieren montar un sindicato de interinos SADI II, alguna que otra persona buscando horas sindicales, porque viene rebotado de los sindicatos. Otras personas porque no se fían de ellos y la pregunta es: Si existe CGT, un sindicato independiente, hasta de sí mismo, que está a partir un piñón con toda la interinidad y eventualidad en todos los sectores laborales ¿Para qué formar otro?

Si cooperamos para cazar al OSO luego podremos, una vez cazado, repartirnos la piel. Nunca antes. Todos juntos y muy unidos.

Fdo.: Rafael Fenol