Su comportamiento con las familias con menores de necesidades especiales es vergonzoso. Su insensibilidad, su falta de respeto, de tacto, de humanidad, lo incapacitan para continuar en su puesto. Hacer que varias madres salgan llorando de una reunión con usted dice mucho de su modo de entender el servicio público. El cargo le viene grande. La educación pública le viene grande. Parece mentira que sea psicólogo de un Equipo de Orientación Educativa. ¿Qué entiende por integración? ¿Es que no sabe la diferencia entre inclusión y exclusión? Mucho nos tememos que sí, y que usted es más de ex que de in. A los hechos nos remitimos, pues el déficit de personal de integración en los centros de la provincia es sangrante, como han declarado —por activa y por pasiva— familias, centros educativos y organizaciones sindicales desde que usted está al frente de la Delegación Territorial de Sevilla, y desde antes también. No puede decir que no lo sabe, que no le consta, que es un hecho aislado, un caso puntual, algo excepcional, anecdótico y todos los términos que se le ocurran para ocultar el abandono de este alumnado por parte de la administración que dirige. Su tiempo ha terminado, señor Araúz: se ha consumado, se ha consumido. Dimita, no se aferre al sillón. Ya está tardando.
Desde CGT Enseñanza recordamos que estas actitudes capacitistas, clasistas, excluyentes y prepotentes no son exclusivas del Delegado de Educación de Sevilla, sino que son la tónica general que vemos y sufrimos por parte las delegadas y delegados de Educación en toda Andalucía.