Desde el sindicato CGT Enseñanza Madrid opinamos que la Campaña Fines de semana sin deberes, convocada por la CEAPA para este mes de noviembre, no debe dar lugar a enfrentamientos entre las familias y el profesorado, más aún en un momento en el que la unidad entre los diferentes sectores de la comunidad educativa en aras a conseguir la derogación de la LOMCE, que tanto daño está haciendo a la Escuela Pública, debe ser nuestro común objetivo fundamental.
Además, pensamos que esta es una buena oportunidad para que los docentes reflexionemos acerca de nuestras prácticas en el aula así como sobre el sentido que tiene que el alumnado, incluso en edades muy tempranas, sufran una prolongación de su jornada escolar en casa, de hasta dos o tres horas diarias más. Porque apostamos por otro modelo de Escuela, activa, científica, motivadora del aprendizaje y que parta de los intereses de l@s niñ@s como eje desde el que investigar, hacerse preguntas, reflexionar, etc. Una Escuela, en definitiva, en la que no pueden tener cabida esos deberes (ya el nombre lo dice todo…) repetitivos, en absoluto significativos y que en verdad sólo valen para matar cualquier gusto por el aprendizaje.
Porque defendemos que una jornada de, en muchos casos, más de siete horas en el centro escolar debe ser más que suficiente; porque creemos que los niñ@s, después de este tiempo en la escuela, también tienen derecho a su tiempo de juego, de ocio, de convivencia más libre y lúdica con sus amigos y con su familia. Porque es evidente que son muchas las familias que por su situación social, laboral, cultural o familiar no pueden ayudar a sus hij@s con los deberes, de tal manera que éstos vienen a abundar e incrementar la desigualdad de clase entre un@s alumn@s y otr@s, en función de su origen. Porque, además, no siempre las familias tienen la preparación o las habilidades precisas para abordar de forma tranquila y adecuada estas tareas, lo que muchas veces desemboca en conflictos y tensiones en casa. Y porque hemos constatado que la obligación de realizar unos ejercicios tan repetitivos como aburridos, prolongando en casa la jornada escolar, va en contra de ese gusto por saber, por aprender, que debe ser el objetivo de nuestra escuela… Por todo ello nos manifestamos clara y tajantemente en contra de unos deberes y un modelo de escuela basado únicamente en los conceptos y que ignora la importancia de actitudes y procedimientos. Una escuela que ha hecho de la repetición memorística y acrítica de unos contenidos y de aquellos estándares su único objetivo. La escuela de las pruebas externas y los rankings de la competitividad y del mercado y al servicio de la reproducción del sistema jerárquico, obediente y capitalista.
Defendemos, en este sentido, que durante la jornada escolar tiene que haber siempre un tiempo de trabajo personal o en grupo, en el que cada alumn@, acompañado por su tutor, aprenda a ser autónomo, a responsabilizarse de sus propios trabajos y a auto-organizarse. En un modelo pedagógico en el que de una forma natural y no obligatoria pueda ser necesario que se dedique algo de tiempo fuera de la escuela a leer, investigar o profundizar en determinados trabajos, pero siempre partiendo de la voluntariedad y de una necesidad que el niñ@ sienta como propia y no como impuesta o ajena.
Por otra parte también nos resulta cuando menos llamativa la actitud de varias organizaciones sindicales de carácter claramente corporativo que parecen estar indignadas porque consideran esta movilización como una intromisión por parte de las familias, en su labor como docentes. Y es que en CGT Enseñanza Madrid tenemos muy claro que las familias no son el enémigo sino parte fundamental de la Escuela Pública y, como tal, y desde hace ya mucho tiempo, compañer@s en la lucha por construir modelos educativos diferentes. Es la Administración quien masifica las aulas hasta extremos ya insoportables, la que maltrata laboralmente cada curso a miles de interinos, la que elimina y nombra a dedo directores sin respetar la democracia de los centros y sólo en función de sus intereses políticos, la que pone una presunta asignatura de religión por encima de otras, la que desvía sin cesar fondos públicos hacia sus chiringuitos de la privada concertada o la que impone la realización de pruebas externas que ignoran la evaluación continua de los profesores. Son varias las movilizaciones en los últimos tiempos en las que CGT ha coincidido con varias organizaciones, entre ellas FAPA-CEAPA, contra estas políticas. Creemos que, con sus planteamientos corporativos, algunos, cuando menos, están errando el tiro y abundando en un enfrentamiento entre profesorado y familias tan irreal como perjudicial para la defensa de la Escuela Pública.