Después de cuatro años desde nuestras primeras denuncias en la Delegación Territorial de Educación, y tras otras dos en la Inspección de Trabajo, se ha sustituido. El material estaba en la cubierta de un pabellón en el que se imparten clases de Educación Física; uno de sus aleros, bajo el que el alumnado transita a menudo, da al patio donde los menores pasan el recreo.
Se da la circunstancia de que dicha cubierta presentaba, al menos, una docena de roturas visibles desde abajo. De este modo, las personas que acudían al colegio estaban expuestas a las fibras y partículas que se desprendían del tejado, con el consiguiente riesgo de contraer cáncer. De todo esto eran sabedoras las autoridades educativas, que no han tenido ningún problema en demorar durante años la retirada del amianto.
Desde CGT, seguimos denunciando casos por presencia de amianto en otros centros.
Animamos a las comunidades educativas afectadas a movilizarse para su retirada.
¡Fuera el amianto de los centros educativos!