No es por la bajada de natalidad que argumenta el Ayuntamiento. De hecho, el número de unidades escolares de Infantil primer ciclo (guarderías) ha subido significativamente en toda Andalucía y en especial en Málaga, capital andaluza que más ha crecido en población este año.
Existe una única motivación de carácter político: la degradación de un gran servicio público de atención a la infancia más temprana. Un servicio 100% gratuito y de marcado carácter asistencial para las familias de los bebés más necesitados en nuestra capital.
Málaga encabeza, con gran diferencia, el proceso privatizador en Andalucía de un servicio tan esencial como es la educación más temprana. A nivel de provincia más del 70% de las aulas en guarderías son privadas, frente a un 29% de titularidad pública. La media en Andalucía es de un 56% privadas, es decir que estamos 14 puntos por encima de la media en privatización. Pero en Málaga capital, el dato es sangrante: de las más de 600 unidades escolares en estas escuelas de infantil, apenas llegan a 60 las públicas. Más de un 90% son privadas.
¿Qué necesidad hay de cerrar la Escuela Infantil Colores? Evidentemente ninguna, salvo la de obligar a la infancia más necesitada a pagar por un derecho a la educación temprana recogido en el artículo 27 de nuestra Constitución: “Todos tienen el derecho a la educación […] La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana […] Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación […]”.
Desgraciadamente el Ayuntamiento de Málaga es un poder, pero de público en materia de educación infantil le queda poco, menos de un 10%. El 90% pertenece ya a las grandes empresas y a la Iglesia Católica. Este es el gran interés del Ayuntamiento de nuestra ciudad, pasar a manos privadas todo el capital público, en eso no escatiman esfuerzos ni mentiras.