La cocina de la Consejería

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Los bandazos de la Consejería son la sal de la vida para el profesorado andaluz. Es bueno que haya cambios de vez en cuando, pensarán en Torretriana, para que no nos aburramos. Otra historia son las consecuencias, en este caso, de las instrucciones que modifican la organización y el funcionamiento de los centros.

Cronología de los hechos
La Consejería de Educación publica la Orden de 17 de marzo de 2015, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la Educación Primaria en Andalucía. Los obispos interponen un recurso contencioso administrativo contra la Orden. El TSJA anula dicha Or- den el 25 de mayo de 2018. La Consejería presenta un recurso de casación. El Tribunal Supremo no lo admite y la Orden queda derogada. La Consejería de Educación y Deporte saca unas Instrucciones porque ya no tiene Orden.

La sentencia que ha tumbado la Orden curricular de Primaria, provocando un vacío jurídico,
se originó por el traslado de responsabilidad sobre el horario de Religión a los centros. El PSOE no tuvo valor para fijar su horario y lanzó la patata caliente a los claustros, cosa que sí hicieron comunidades gobernadas entonces por el PP o por el propio PSOE. El Tribunal Supremo ha confirmado en diferentes sentencias que los 45 minutos de Religión a la semana estipulados en Aragón y Asturias (los mismos que había en Andalucía) se ajustan a la legalidad.

Entonces, ¿qué ha pasado?
Al parecer la Consejería se saltó el preceptivo trámite de audiencia a la Asociación de Profesores de Religión y a los obispos. Increíble, pero cierto. Por tanto, la Orden se deroga por un defecto de forma: la escueta sentencia no entra a valorar el contenido de la misma.

¿Podía la actual Consejería hacer otra cosa?
Por supuesto. Esta Consejería no estaba obligada a aumentar el horario de Religión; eso no lo dicta el Tribunal Supremo: esa es una decisión política e ideológica del gobierno conservador, católico, apostólico y romano. No es casual que sus presupuestos aumenten la inversión en la concertada más de un 5%.

El vacío legal esgrimido por la Consejería es relativo, puesto que, al suspenderse una orden
curricular de rango autonómico, rige la ley básica, o sea, la que establece el Ministerio de Educación. Curiosamente, en Ceuta y Melilla (gobernada hasta antes de ayer por el hermano de Imbroda), cuyas competencias conserva el Gobierno central y con un alto porcentaje de alumnado musulmán, el ex ministro José Ignacio Wert estableció un horario de
45 minutos de Religión a la semana. Claro que la Consejería podía haber hecho otra cosa.

Cómo se cocina una instrucción

La modificación curricular es provisional para un año y se establece sobre unas instrucciones, norma de rango inferior a la empleada habitualmente por la Consejería. Se trata de un entrante hasta que llegue el plato principal, la Orden:

1. Utilice una sentencia que nada tiene que ver para introducir cambios en el currículo.

2. Limite la autonomía de los centros: una hora de libre distribución frente a las seis que había.

3. Fomente el «equilibrio espiritual» (penúltimo párrafo del preámbulo, pág. 2), incre – mentando las horas de Religión.

4. Ignore y desprecie a las organizaciones sindicales y al profesorado, difundiendo a los cuatro vientos un borrador que de facto es definitivo.

5. Decore el plato con numerosa normativa para que sus verdaderas intenciones pasen desapercibidas.

6. Invite a alguien del obispado para que bendiga los alimentos.

Consecuencias de la dieta
El aumento de horario en las materias troncales y Educación Física provocará un recorte en el tiempo lectivo de libre disposición de los colegios. La autonomía de los centros se queda prácticamente en nada, pues los decretos anteriores son papel mojado. En cascada, producirá numerosos desplazamientos en las plantillas. La medida fomenta el divide y vencerás: especialistas de Inglés y de Educación Física estarán de enhorabuena, mientras que de Primaria, Música o Francés no: muchas personas de estas especialidades se verán en la calle. Hace unos años estaban de celebración en Francés, metido con calzador, mientras salían miles de maestros a protestar concentrándose a las puertas de las Delegaciones Territoriales a inicios de agosto, con el respaldo únicamente de CGT. La alegría y la tristeza van por barrios. Esta montaña rusa es una locura. Si entonces hubo que tirar de maestros que venían de otras comunidades porque aquí no había suficientes, si un buen número tuvo que itinerar o si muchos optaron por apuntarse a academias (ese gran negocio) no se nos puede olvidar. Las malas prácticas de la anterior Consejería (profesorado de usar y tirar) las ha aprendido muy rápido la nueva.

Además tenemos a 2.000 docentes de Religión (pagados por el Ministerio pero elegidos por obra y gracia del espíritu santo), un colectivo al que se le da estabilidad aunque tenga insuficiencia horaria, algo que no se hace con el colectivo interino.

Desde CGT siempre hemos defendido que la Religión ha de estar fuera de la escuela. Si es lamentable que aún siga en las aulas, que supedite los horarios y las plantillas de todo un centro es inadmisible. En CGT defendemos una escuela laica, sin símbolos de la Iglesia (vírgenes, crucifijos, santos, procesiones, concursos de semana santa patrocinados por el Corte Inglés y las Delegaciones de Educación…), ni centros con nombres religiosos. La fe, en las parroquias; si no, por la tarde. Queremos una educación racionalista, no adoctrinamiento: Ciencia, no Fe.

La guinda

En el preámbulo de la instrucción de Primaria dice que » El alumnado de hoy es el que en el futuro necesitará desarrollar capacidades de crear, innovar, imaginar, pensar». Esos cuatro verbos no pueden desarrollarse sin darles la importancia que se merecen a las disciplinas artísticas, tan olvidadas.

En su nota de prensa, respecto a Secundaria, dice la Consejería: » Estas instrucciones se facilitan con mayor antelación de lo que se ha hecho en cursos anteriores, con el objeto de que los centros puedan disponer de ellas y organizar sus recursos con antelación suficiente».

¿Y qué pasa con los centros de Primaria: no necesitan ese tiempo para organizarse?

Por último, es una irresponsabilidad una oferta pública de empleo hecha atendiendo a una planificación con criterios de normativas anteriores.

Un buen menú exige elegir bien los ingredientes y el buen hacer y el arte de quien cocina.

No vale tirar de precocinados.