Inauguración de temporada en el CEIP Asador y en el IES Las Brasas

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Una vez más llega la caló a nuestros centros educativos, y convierte nuestras clases en saunas improvisadas dejando en evidencia periódicamente que no contamos con un verdadero plan de bioclimatización para mitigar las altas temperaturas en las aulas.

La administración educativa andaluza vuelve a mostrar su dejadez en sus funciones de prevención de la salud con respecto a la comunidad educativa (docentes, alumnado y familias) que se encuentran, de nuevo, en una situación previsible, como venimos denunciando curso tras curso.

Así lo demuestra lo vivido hoy a primera hora, entre otros, en el instituto de Guillena (Sevilla), donde el alumnado ha realizado una concentración a las puertas del centro en protesta por unas temperaturas insoportables, o en el colegio Arias Montano, de la capital hispalense, en cuyas aulas se superaba con creces el máximo establecidos por ley.

En lo dispuesto en el Real Decreto 486/1997, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud que deben cumplir los lugares de trabajo, se establece que la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 °C y 27 °C, por lo que la práctica totalidad de las actividades que se realizan en los centros de enseñanza están incluidas en este apartado. Esta normativa no solo afecta a las aulas, oficinas o talleres, sino también a los pasillos, escaleras, servicios higiénicos, locales de descanso, de primeros auxilios, comedores o cualquier local en el que el personal deba permanecer o al que pueda acceder en razón de su trabajo.

De nada han servido las promesas de la Consejería de Educación ni los fondos europeos para la mejora de las infraestructuras educativas porque no se han concretado en mejoras materiales en los centros. Esto da lugar a que en no pocas ocasiones sean bien los centros educativos con sus exiguos recursos, los ayuntamientos o incluso las propias familias quienes asuman el coste de garantizar que se pueda seguir dando clase en las aulas.

Por ello, y como venimos haciendo desde hace años, desde CGT animamos al profesorado a denunciar cualquier situación en la que la temperatura se sitúe por encima de los 27 °C en las aulas. No podemos seguir soportando estas condiciones de trabajo, perjudiciales para la salud del personal docente, del de administración y servicios y para nuestro alumnado, año tras año, sin que nada cambie.

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