Erráticas políticas lingüísticas

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Todo este atropellado, extemporáneo, sorpresivo, engañoso …. cambio de política de personal, es consecuencia de la inexistencia de una política educativa, mejor si fuese seria, pero ni eso se despacha en Torre Triana, donde la Consejería de Educación del Gobierno socialista andaluz, hegemónico, más años que franco en Andalucía, no ha sido capaz de ordenar la Educación andaluza para un mejor presente y futuro de las gentes que la habitan.

Las modas se suceden: de las tecnologías, de las alternativas, de las ciencias, de las religiones, del plan de «calidad», del inglés, del bilingüismo, ahora del francés…. Palos de tuerto, que con su sólo ojo, y este afectado de cataratas, solo mira hacia actos de boato político, con proyección mediática, que en nada mejoran la maltrecha educación pública andaluza.

Toca pagar el pato a quienes llevan años trabajando interinamente en la enseñanza porque no tienen la especialidad de Francés. Y se le venderá a las familias andaluzas que el sistema aumenta en calidad porque ahora se dedicará un corto tiempo al francés como segunda lengua extranjera.

Quienes trabajan en la docencia no salen de su asombro, ya que; demostrado el fracaso estrepitoso de la ordenación de la enseñanza de la primera lengua extranjera, donde elegidos pueden salir a trompicones medio chapurreando la lengua a fuerza de clases particulares y academias de turno; se pone en marcha de nuevo la batidora de “perder” tiempo con la segunda lengua extranjera.

Pero es más, lleva años la Consejería de Educación convocando oposiciones y con un horizonte bilingüe, nada traslada a las Universidades, para que en la formación de base las futuras generaciones de docentes lo sean. Y de un día para otro les exige a sus trabajadoras y trabajadores que adquieran la competencia lingüística en esta segunda lengua.

¿Están “tontos” en la Consejería? O es que la indolente actitud de que el tiempo todo lo cura y si no viene la muerte, se instaló en el gobierno socialista andaluz desde hace décadas. Falta inteligencia y, aunque se encuentre porque dentro del sistema educativa abunda, es preciso evaluar (de verdad) cuales son los resultados de tantas miles de horas de formación en idioma extranjero. Es preciso conocer por qué a ese elevadísimo coste no produce resultados deseados. Un coste no sólo en tiempo humano, imposible de cuantificar, de alumnado, de profesorado y de familias preocupadas, al que se le añade los salarios aplicados a la docencia, la parte proporcional a la organización escolar y además el inmenso gasto económico que supone a las familias mantener sistemas complementarios de academias y clases particulares. Sumar eso supondría tomar conciencia del enorme agujero negro que lastra una parte de las haciendas públicas, porque si sirviera para algo bien está lo que bien acaba, pero ¿a dónde nos lleva este estipendio?

Y todo para que figure en informes y estadísticas que niños y niñas en Andalucía “estudian”, no una sino dos, lenguas extranjeras….