
Seguro que se acuerdan de MEDAC. Ahora ha cambiado de nombre a DAVANTE MEDAC. Se anuncia como “Número 1 en Formación para el empleo”. Ese es un filón nuevo. Ya no se conforman con abrir un centro tras otro —con la alfombra roja puesta por la Consejería de Educación presidida por uno de sus fundadores—, recibiendo alumnado que no puede matricularse en centros públicos porque la oferta de plazas en estos es muy escasa, especialmente en titulaciones muy demandadas, como las relacionadas con el deporte y las sanitarias. Además, ahora también tienen una rama de Formación continua. Vamos, que les dan a todos los palos, másteres incluidos, con aula virtual (¿recuerdan cómo cerró el IEDA de un día para otro Javier Imbroda? ¿Y cómo olvidar que una de las varias que fue Secretaria General de Educación y FP —tres en año y medio—, Olaia Abadía, vinculada al mundo empresarial de la educación privada, estaba casada con el Director de Expansión de MEDAC? ¿Y la autorización para la creación de una universidad a distancia, la UTAMED, con el informe negativo del Consejo Andaluz de Universidades? Eso, por no hablar de las condiciones laborales de su personal. Bonitos recuerdos.)
A primeros de este año, MEDAC se fusionó con Máster D, conocida por sus temarios de oposiciones, entre otras cosas. Previamente, el fondo de inversión o fondo buitre KKR se hizo con una y otra empresa. Ahora DAVANTE MEDAC lo abarca todo. Sus tentáculos son cada vez más y llegan más lejos. Un monstruo empresarial así, y en manos de una multinacional que apoya al gobierno genocida de Israel, va camino de devorar todo lo que encuentre a su paso.
Entretanto, los ciclos de formación profesional de centros públicos se anuncian en marquesinas, exterior de autobuses, televisiones de autobuses públicos, en una lucha desigual y a la desesperada por la supervivencia. Incluso hay sindicatos que también ofertan ciclos formativos. Tal cual.
Cuando el fondo buitre entra por la puerta, la educación pública y los derechos saltan por la ventana.