El fantasma de la Concertada Futura ya está aquí

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Las empresas privadas se frotan las garras ante este gran regalo de navidad que les ha hecho la Consejería y que les asegura clientela y dinero público para salvarse de la crisis económica que se nos viene encima. Como nos temíamos, no se ha tenido en cuenta ninguna de nuestras alegaciones al borrador inicial de la Orden para acogerse al régimen de conciertos educativos, que ya es definitiva, pues hacerlo habría ido en contra de la ideología ultraliberal y reaccionaria de este gobierno y de sus planes para desmantelar los servicios públicos.

La Consejería se sigue riendo en nuestra cara y allana el camino a las instituciones educativas privadas. En lugar de preocuparse por su plantilla y su alumnado, acelera el proceso para contentar a quienes quieren conciertos: ya no habrá que llevar a cabo dos procesos (uno para solicitar nuevas enseñanzas y otro para solicitar sus conciertos), sino que podrá hacerse todo en el mismo curso escolar. Hay que darse prisa para coger el trozo de pastel. Tampoco hará falta concertar todas las líneas. Bastará con tener una para recibir recursos públicos que luego podrán utilizar las personas matriculadas en líneas totalmente privadas. Es decir, se malversará dinero público con el beneplácito de la Junta.

Es del todo demencial que el alumnado con necesidades específicas de los centros públicos sufra el maltrato de la Administración y, a la vez, esta misma Administración promueva la privatización de la Educación Especial. ¿Significa esto que la Consejería no da recursos para atender a este alumnado solo si su familia apuesta por un centro público? ¿El derecho a la Educación del alumnado NEAE depende del tipo de familia que se tenga?

Como era de esperar, uno de los puntos fuertes de esta orden es la concertación de la Formación Profesional y del Bachillerato (no vamos a seguir insistiendo en la motivación que puede tener el consejero para blindar la FP porque, a estas alturas, todo el mundo sabe que es socio fundador de MEDAC y que es costumbre arraigada entre algunos políticos aprovechar el cargo público en beneficio propio). Las leyes del mercado entran a saco en la escuela y marcarán el currículo, pues serán los estudios con “altos índices de empleabilidad” los que se prioricen. Es decir, se convierte a los centros educativos en fábricas de trabajadoras y trabajadores para uso y abuso de la empresa privada. Y del desarrollo cultural e intelectual de las personas ya hablamos otro día.

En definitiva, la apisonadora puesta en marcha por el gobierno andaluz sigue su camino, planificando en todas las provincias más supresiones de unidades escolares públicas para el próximo curso ante un “descenso demográfico” que parece no afectar a las unidades escolares concertadas, que no solo se mantendrán, sino que gracias a esta orden veremos multiplicarse y extenderse a los escasos niveles educativos en los que todavía no eran preeminentes: Educación Especial, Bachillerato y FP.

Mientras los lazos naranjas toman las calles en defensa de una escuela concertada que adopta con entusiasmo un falso papel de víctima, en la escuela pública tendremos que ir preparando lazos negros, porque al parecer alguien está urdiendo ya su funeral y entierro en Andalucía.

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