Carta abierta de los interinos de Conservatorio andaluces

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Llevamos casi dos meses en huelga. Ya conocen las razones.

En la recta final de nuestra lucha contra la cerril administración y la política finalmente ha caído, víctima de su inusitada incompetencia, la Consejera de Educación.

Pero a rey muerto rey puesto. Ya hay relevo, y esperemos que ,con él, una savia nueva recorra los cauces de las torpes decisiones tomadas y se ponga al fin cordura a tanto despropósito como se ha ocasionado.

El último capítulo ha llevado a la mayoría parlamentaria andaluza a apoyarnos incondicionalmente a través de una PNL que aísla y cuestiona la legitimidad del que propicia y no hace nada por corregir este entuerto.

Hoy no está solamente en juego aplazar unas injustas oposiciones. Está en juego el futuro del sindicalismo, tan a la deriva y cuestionado por la ciudadanía, tan acostumbrada a los juicios de valor sin usar el juicio del intelecto. Porque está en juego poner en alza la voz de aquellos que predican lo inútil de la movilización social, que «las huelgas no sirven para nada», que nunca hacen nada por cambiar el curso de los acontecimientos, que simplemente esperan, desde su postura de impasibles acomodados, que otros les resuelvan las papeletas o bien abdican todo futuro en la voluntad del poderoso.

A todos los sindicatos que aún cuestionáis acerca de la conveniencia de apoyar una reivindicación que hasta ahora no sentís como vuestra: sólo deciros que está en juego claudicar en aras del conformismo y el pasotismo social. Hipotecar valores, tan duramente lesionados en los tiempos que corren, no sólo dañan al sindicato «rival» sino que lesionan de muerte la futura creencia en la utilidad de la lucha sindical como herramienta de cambio y de futuro.

Por eso, hoy más que nunca, hay que analizar el curso de los acontecimientos y vigilar desde las fuerzas sindicales, sean del signo que sean, la fuerte connotación emocional que supone estar del lado de los que luchan. Lo contrario socava el propio futuro de las movilizaciones, porque la gente necesita tener ejemplos de su validez en el presente. Porque hoy es nuestra lucha, pero no tardará el día de mañana en llegar con nuevas afrentas y nuevos retos y la gente vive en la creencia de que hay pocas instituciones en las que creer, y ese sentir general afecta de lleno a los sindicatos. Porque a pocos alcanza la memoria de que hubo un pasado y la generalizada desidia social ayuda a olvidar que las grandes conquistas de clases no salieron gratis a los sufridos trabajadores. Su legado es nuestro bienestar actual. Por favor, señoras/es sindicalistas y políticos, cuiden este precioso tesoro y hagan de él su única bandera.

El destino inminente de la rebelión de los interinos de Conservatorio andaluces carga de significante y significado lo duro que es vencer al poderoso con las armas que pone a nuestro alcance la Constitución. Porque nuestras leyes nos «amordazan» y sólo nos queda la resistencia pacífica. Pero no olviden lo nefasto de llevar a la gente al límite y a la desesperación.

Los gobernantes sí tienen la obligación de no olvidar la historia. Por eso demandar justicia y cumplirla es lo mínimo que en ofrenda pueden otorgar.

Corren malos tiempos para la poesía, la filosofía, el arte, para todo vestigio de humanidades. En suma, para la conciencia… pero no para la esperanza, porque sin ella el mundo sería un hogar detestable y angustioso.

Apóyennos y nuestro sistema democrático saldrá reforzado. Lo contrario es, simple y llanamente, un mal negocio.

Firmado: Juan Erena