En el ámbito de la docencia el perfeccionamiento profesional es imprescindible. Y si se afana el docente en la enseñanza y aprendizaje de su alumnado tiempo le falta al día y a la semana. Quienes miran el calendario escolar y lo relacionan con el laboral de quienes a esto de la docencia se dedican yerran ya que la preparación de cada clase requiere de un tiempo que se le roba al descanso. Más allá de la jornada de trabajo hay que corregir y planificar las actividades para el día siguiente y la semana próxima.
Por ello el perfeccionamiento permanente se antoja harto difícil, e incluso imposible si de aprendizaje de calidad se trata. La Junta de Andalucía desde hace 30 años pretende que con los Centros de Profesorado convocando cursos de formación para que el profesorado se perfeccione más allá de su jornada laboral se engaña y tiene engañado al pueblo andaluz anunciando cada año que, se mejora la educación por impartir tantas y tantas horas de formación y por asistir miles de docentes, la mayoría por vocación, otros para completar el cupo que le permite cobrar un exiguo y vergonzoso complemento de su escaso sueldo, aunque haya quien crea lo contrario.
Relacionar la mejora de la educación con la mejora de la preparación profesional de la docencia es un gran acierto. Y la mejora de la formación del profesorado es preciso instalarla en un lugar privilegiado, de forma que urge tanto la reforma de la formación inicial, con mayor presencia del magisterio en ella y las prácticas en centros educativos, como la formación permanente. Para ello nada mejor que el profesorado cuente con un año completo dedicado intensamente a este menester, que vendría a denominarse sabático. Cada 5 años de actividad docente un curso dedicado a la formación y perfeccionamiento profesional respetando el salario del último curso y los derechos administrativos totales.
Fdo Rafael Fenoy Rico