Refugiados interiores

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Una ONG pone una denuncia contra el Estado español por no cubrir la cuota de acogida de refugiados que estableció la Unión Europea. Esta denuncia ante tribunales la apoyan algunas fuerzas políticas. Y parece más que razonable que se pidan cuentas a quien estando obligado por un acuerdo lo incumple. Más aún cuando de atender a personas con extrema necesidad después de meses y meses sintiéndose defraudadas.

Este asunto que clama “al cielo” exige respuesta urgente y con esto de Cataluña se antoja imposible que el gobierno español de una respuesta a una semana vista, tal es la absorción de energías de todo tipo que absorbe el in-dependentismo burgués. El 1 de octubre se antoja una fecha inaplazable frente a todas las demás aunque les vaya la vida a las gentes. Muy probablemente se solicite a Bruselas una moratoria para atender a esas miles de personas que un día albergaron la esperanza de poder vivir en paz y con dignidad. Más o menos lo que desea cualquier hijo o hija de vecino.

Acoger a seres humanos que llegan de más allá de las fronteras, en estado de extrema necesidad, es de justicia. Histórica justicia en un país de tradición religiosa sostenida en la Biblia. El deuteronomío, (10,18) uno de los 5 primeros libros, recoge este mandato: “que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido”. Una justicia que debe ser del mismo calibre, para no abundar en discriminaciones, para quienes ya están aquí, conviven con nosotros y que tienen idéntico derecho a ser “acogidas” porque pasan calamidades y penurias, siendo en realidad refugiados interiores, sin refugio posible. Aunque no vengan de allí, o allá, ¿no tienen igual derecho al socorro? Por humanidad y por inteligencia cualquier persona con extrema necesidad debe recibir la ayuda precisa, ya que es una refugiada, sea de aquí o de allá. ¿Cuántas ONGs y partidos políticos exigirán este derecho? Nunca olvidarse de todos.

Fdo Rafael Fenoy Rico