¿Cuál es la realidad actual del sistema educativo en nuestro país? Se compone de una primera red de escuelas estatalizadas (con titularidad del Estado, Autonomías, y Municipios), que en su conjunto representa en torno al 65%; una segunda red de escuelas privadasconcertadas y subvencionada con fondos públicos que representa un 30% (en las grandes y prósperas ciudades la proporción llega al 50%) y una red de escuelas privadas que alcanza el 5%.
Otros datos a recordar, avalados por numerosos estudios (Rogero, 2014; Moreno y otros, 2012; MECD, 2013), son: la media de educación privada-concertada en la UE es inferior al 14%; el 87% del alumnado migrante, de minorías étnicas o necesidades educativas especiales está matriculado en la red estatal; el gasto del Estado y familias por alumno/a de la red estatal es de 5.007 frente a 5.733 en la concertada; el gasto de las familias en la escuela concertada es de 1.549 mientras que en la estatal es de 822; en los últimos años el gasto medio por estudiante en la enseñanza estatal se ha reducido en 648, mientras que el de la privada concertada ha aumentado 105.
Toda esta tipología de escuelas comparten unos objetivos comunes. El principal, servir al sistema social (capitalista, neoliberal) en el que están integradas; contribuir a su reproducción; acrecentar sus valores (como el espíritu emprendedor, muy de moda en estos tiempos); formar al alumnado en su ideología del individualismo, el consumismo, el pensamiento convergente y acrítico, la sumisión a la autoridad, al poder, a la jerarquía, la aceptación de la estratificación social
Esta red diversificada de escuelas, como indica Vicenç Navarro en La Iglesia y el sistema escolar, representa en sí misma la división en clases sociales que rigen nuestra sociedad. Una escuela estatal para la clase baja, para los hijos/as de la clase trabajadora, de la población migrante; una escuela privada-concertada para la clase media y media baja que desea imitar el comportamiento y actitudes de la clase dominante y pretende segregar a sus hijos/as del gueto en el que se está convirtiendo la escuela estatal, y ello amparándose en el mal y demagógicamente entendido derecho a elegir en libertad; finalmente una escuela privada selectiva, elitista, para educar al alumnado de la clase alta, la clase dirigente.
Por otra parte, el segundo gran objetivo que se pretende con esta red de escuelas diversificada tiene que ver con el negocio. La escuela privada – concertada y la privada pretenden desarrollar no sólo el control ideológico y la reproducción del sistema capitalista sino que además, les mueven los intereses económicos, el hacer negocio con un derecho universal como es el derecho a la educación.
Esto no es ninguna novedad, forma parte de la deriva privatizadora que desde hace décadas, desde la globalización, campa a sus anchas por el mundo occidental, por el selecto club de países de la UE, con directivas sobre privatización de los servicios públicos como la Bolkestein de 2006; o los más actuales tratados de libre comercio que regularizan la economía y los servicios; o lo que el visionario gobierno socialista de Felipe González ratificó con la Ley Orgánica del Derecho a la Educación de 1985 (LODE) en la que los conciertos educativos adquieren carta de naturaleza, aunque de forma subsidiaria a la red estatal, con el pretexto de racionalizar las ingentes subvenciones que estaba recibiendo la Iglesia y garantizar el derecho a la educación de toda la población; hasta llegar a la actual ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) de 2013 del gobierno del PP en la que la red de escuela estatal y la red de escuela concertada se homologan a la hora de garantizar el derecho a la educación, olvidándose el principio de subsidiariedad y pasando a constituir una única red de centros sostenidos con fondos públicos que compiten en igualdad de oportunidades por escolarizar a todo el alumnado.
En esta lógica de hacer negocio (el 70% de los centros privados-concertados pertenecen a órdenes religiosas de la Iglesia, el resto son de iniciativa empresarial, cooperativas ), lo realmente denunciable, en esta sociedad de libre mercado no es que exista la escuela privada, sino que exista y la estemos pagando con dinero público en detrimento de los recursos y la calidad de la escuela estatal.
Los datos sobre la realidad del sistema educativo nos muestran el verdadero rostro del negocio que significa la concertación-privatización de la educación. Están siendo años de recortes en la educación estatal, recortes salariales, recortes presupuestarios (solo se invierte el 4,3% del PIB en educación), recortes de puestos de trabajo (se han suprimido un mínimo de 30.000 profesores/as), existe precariedad laboral y pérdida de derechos laborales hasta el punto de que la red estatal no garantiza un puesto escolar para todo el alumnado, especialmente en educación infantil y Formación Profesional mientras que, por otra parte, siguen aumentando los conciertos educativos y dado que los conciertos se blindan por varios años, cuando se suprimen aulas, siempre se suprimen en la red estatal y nunca en la privada-concertada. En definitiva, hay una deriva ascendente en el incremento de dinero público destinado hacia la educación concertada y un incremento de alumnado que se escolariza en la educación concertada (datos de la web actual del Ministerio de Educación).
Para lograr sus objetivos, el sistema dispone de todo el aparato del Estado, el Ministerio de Educación, las Consejerías Autonómicas, las Concejalías, la Inspección Educativa, los planes de Formación del Profesorado, los Equipos de dirección de los centros, el marco legislativo, la regulación del curriculum (contenidos, metodología y fundamentalmente la evaluación, siempre antipedagógica, selectiva, segregadora, frustrante, clasificadora, etiquetadora).
Como alternativa a este diseño de red diversificada que existe, es preciso dar un paso más y apostar por la educación pública socializada, que no es aquella que está manos de las administraciones públicas, que está estatalizada o municipalizada, por tanto, en manos de un ministerio o una alcaldía, sino que es gestionada por la comunidad, de forma colectiva, colegiada, con la implicación de las familias, el alumnado y el profesorado.
Si en está alternativa de educación pública socializada damos otro nuevo paso más, podemos hablar de educación pública socializada y autogestionaria y si hablamos no solo de su gestión sino de su modelo didáctico, podemos hablar de educación pública, socializada, autogestionaria y libertaria, ajena a todo tipo de autoritarismos.
No basta con pensar en eliminar los conciertos educativos, no basta con defender la escuela estatal, no basta con exigir el fin del trasvase de recursos públicos a la red concertada, es preciso construir una escuela nueva pública, al servicio de la comunidad, ajena a los intereses económicos o ideológicos del sistema de estratificación social imperante.
En la lucha por la eliminación progresiva de los conciertos educativos, en la defensa de la escuela estatal podemos encontrar muchas alianzas que abarcan un amplio espectro político, social y sindical, sin embargo, si avanzamos en la construcción de la verdadera escuela nueva pública gestionada por la comunidad en la que está inserta y si además queremos desarrollar una modelo didáctico libertario, las alianzas empiezan a esfumarse. Para el anarquismo, el anarcosindicalismo, el movimiento libertario, el trabajo en pro de una escuela nueva pública ajena a las maquinaciones políticas, que se defina como antiautoritaria, racionalista, científica, integradora, laica, es esencial, ya que, la educación constituye la pieza fundamental para la transformación social y la revolución social con la que soñamos.
En este caminar hacia esta escuela nueva pública, ¿qué hacer en estos momentos? Debemos partir de la realidad que tenemos y esa realidad se llama red de escuela estatal, una escuela desprestigiada (sin duda como consecuencia de intereses creados para favorecer la concertada), una escuela que la sociedad asocia con fracaso escolar, con violencia, con acoso, con bajo nivel académico, una escuela estatal a la que muchas familias de clase trabajadora no quieren llevar a sus hijos/as, prefiriendo los centros concertados, aceptando muchos mitos que son radicalmente falsos como que en la concertada hay más control y atención individualizada del alumnado, mejores resultados, mejores instalaciones, es gratis.
¿Por qué, como señala Manuel Rodríguez Txelu en su reciente libro Dejadnos aprender. Reflexiones desde la pedagogía libertaria, nadie del movimiento libertario discute sobre el hecho de que la sanidad debe ser pública, sin embargo, se tienen tantas dudas sobre defender la actual educación estatal, obviamente en manos del Estado, negando que desde ese contexto se puede avanzar hacia la nueva escuela pública autogestionaria?
Sí podemos intervenir y transformar la realidad desde la actual escuela estatal. Podemos no matricular a nuestros hijos/as en la escuela concertada y así contribuir a que no cierren centros ni se supriman aulas estatales; podemos movilizarnos contra los recortes, contra la LOMCE, las reválidas, contra el modelo jerarquizado del funcionamiento de los centros; podemos llevar a cabo experiencias pedagógicas innovadoras que faciliten la pedagogía libertaria, con asambleas decisorias, eliminando exámenes y selectividades, ejerciendo la democracia directa en nuestras aulas. Podemos desarrollar valores que propicien el pensamiento crítico, el racionalismo, el respeto al medio ambiente, la educación para la convivencia, la coeducación, la laicidad, el antiautoritarismo, la cooperación, la solidaridad, la libertad, la integración. Recuperemos y apliquemos la tradición de las escuelas racionalistas, de los ateneos libertarios, del CENU. Evitemos modelos transmisivos, memorísticos, castradores de la libertad. Planteemos modelos de equipos directivos colegiados, asambleas del profesorado, con el alumnado, con las familias, erradiquemos la mercantilización de la gestión de los centros
Es decir, tan importante como la lucha por la titularidad de los centros educativos hasta llegar a la nueva escuela pública socializada, es la ideología que se imparte. En nuestras manos está aplicar ese modelo didáctico libertario, que a grandes rasgos, nadie nos lo impide.
Jacinto Ceacero