El vil lingüismo (III)

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7.º El negocio de las academias privadas. Desde el curso 2005/06 los programas de bilingüismo se han extendido como setas por toda la geografía andaluza. En un principio, como el profesorado no estaba lo suficientemente preparado para enseñar otras materias en la lengua inglesa, se llevaron a cabo programas de formación inicial y permanente, cursos intensivos y planes de estancia en el extranjero. Cualquier empresa que requiera una actualización de sus trabajadores costea el gasto de formación; no ocurre lo mismo con nuestra empresa. La mayoría de academias vieron el cielo abierto: tocaba frotarse las manos… Por otra parte, es un secreto a voces que la mayoría del alumnado bilingüe prorroga su jornada académica en academias privadas o Escuelas Oficiales de Idiomas. Y además desde hace años se viene haciendo pruebas acreditativas por parte de agencias externas a la propia educación pública, en centros educativos públicos. La Universidad de Cambridge o el Trinity College de Londres son instituciones pioneras en la implantación y desarrollo de sistemas de acreditación de conocimiento del inglés que, muy pronto, se dieron cuenta del filón del negocio de los exámenes y las acreditaciones. ¿Por qué no organiza estas pruebas la propia Administración? Además resulta que la acreditación de estos títulos a edades muy tempranas es absolutamente inservible. Estos títulos no tienen ninguna repercusión en la vida académica y profesional futura del alumnado, sino que tan solo son una ridícula anécdota, únicamente explicable desde una absurda dinámica obsesiva por el credencialismo académico.

8.º Las consecuencias laborales. Otro de los efectos de esta implantación —divide y vencerás, consigna básica del realismo político— es la escisión profesional entre docentes bilingües y no bilingües, con la consiguiente diferenciación en las vías de acceso a la función pública y a la asignación de plazas. Un docente bilingüe puede desplazar a un profesor de plantilla con más antigüedad en el cuerpo y en el centro en tiempo de vacas flacas, cuando por motivos de natalidad se reduzca la plantilla. No se puede obviar que el descenso de natalidad ya está haciendo estragos en los niveles más bajos y que dentro de unos años esto afectará a la educación Secundaria. Por no hablar de la constitución de bolsas diferenciadas en lo que respecta al personal interino.

9.º Que los programas bilingües, en particular, y la política de los programas educativos, en general, son un eficaz dispositivo del neoliberalismo dentro de la escuela pública, al acotar un segmento más ventajoso y competitivo que otro (no bilingüe) y dejando que sean los propios niños y niñas y sus familiares quienes elijan. En primer lugar, el programa de bilingüismo y, en general, la mayoría de los programas educativos son una pieza esencial en el puzle neoliberal de la escuela. Uno de los principios legitimadores que sirve de base a esta concepción de la escuela neoliberal es la convicción, cada día más extendida, de que el mercado garantiza mejor que la intervención estatal la calidad educativa. De esta guisa, la educación deja de ser un derecho y se convierte en un bien de consumo sometido a las leyes del mercado. De un tiempo a esta parte, hemos visto cómo todas las fachadas de los centros educativos se han llenado de carteles anunciando planes educativos. Pero, en realidad, estamos asistiendo, en muchos casos, solo como espectadores, a una inflación de planes que no son más que un ejercicio de márquetin en una nueva guerra comercial: la batalla por la conquista del alumnado, especialmente sangrante en una situación de doble vía educativa con la existencia de una educación privada concertada que rivaliza cada día más con la educación pública. Con demasiada frecuencia se nos olvida que la educación no es un mercado, sino un derecho fundamental. En este sentido, el bilingüismo se ha convertido, de una manera irreflexiva, en un marcador social, un indicador que marca positivamente a los centros que han adoptado el programa. Esto explica la rápida proliferación de los centros bilingües en Andalucía.

10.º La falta de voluntad política de nuestra Administración para convocar un gran debate. Hasta que no se demuestre lo contrario, la supuesta bondad de los programas bilingües es una pura cuestión de fe. Una creencia hegemónica que empapa de manera irreflexiva todo el tejido social, pero que no está lo suficientemente contrastada y analizada. Las creencias orientan nuestras acciones, relaciones y elecciones y son las verdades irreflexivas que definen cualquier cuerpo social, pero su existencia no es síntoma de su verdad sino de su función social. Por ello es necesario plantear un debate global, abierto a toda la comunidad educativa, sobre los aciertos y desaciertos y sobre las consecuencias de la implantación del bilingüismo en Andalucía. Y debe ser global, ya que se trata de un tema cuya trascendencia social excede el dictamen y la valoración de los especialistas en la materia. En lo que atañe a la decisión sobre los asuntos públicos, y la educación es un asunto público de primera magnitud, la racionalidad economicista que tiñe los dictámenes y las decisiones de los especialistas es ciega, o al menos miope, en relación a los fines últimos y los valores que consagrados en la Constitución son garantes de la justicia social en el ámbito educativo.

La pretensión del actual gobierno andaluz de generalizar el llamado bilingüismo a todos los centros educativos andaluces hace que esas preocupaciones se tornen ahora mucho más acuciantes, puesto que podrían tener consecuencias irreversibles para nuestro sistema educativo. Por ello, desde CGT modestamente queremos contribuir a generar un debate necesario mediante una encuesta dirigida a la comunidad educativa, con especial atención a las familias, que pretendemos llevar a todos los centros públicos andaluces para conocer los efectos reales del plan de fomento del bilingüismo.

Lee aquí «El vil lingüismo (I)» y «El vil lingüismo (II)».

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