CGT exige la gestión directa de los comedores escolares.

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Las recientes denuncias de numerosos padres y madres de la ciudad de Jerez o la ejemplar cata que la directiva del CEIP GLORIA FUERTES llevó a cabo durante una semana para comprobar la calidad de los menús ofrecidos no son casos aislados. Andalucía está a la cabeza de la externalización de los comedores escolares. Un informe publicado el año pasado sobre la calidad de los comedores escolares en España no deja lugar a dudas: en nuestra comunidad se ha impuesto una peligrosa lógica de destrucción de lo público y la irresponsable cesión de servicios esenciales para la comunidad, como es el caso de los comedores escolares, a los monopolios del cáterin.

Estas empresas privadas funcionan con el modelo de línea fría: una comida preelaborada en cocinas centrales y que después es congelada en barquetas y enfriada a menos de cuatro grados para más tarde recalentarse en los centros escolares. Resulta paradójico comprobar cómo mientras una dieta, la mediterránea, es consagrada en los medios de comunicación como la quintaesencia de la salud, la dieta de nuestros más pequeños es abandonada a la suerte de la producción en serie. Si se quiere mejorar al pueblo, decía Feuerbach, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. Somos lo que comemos.

El dictamen del informe antes referido era claro y preciso: en el funcionamiento de estas empresas prima el logro empresarial frente a la calidad del producto y, añadimos, de valores medioambientales y de economía local. Y lo más sangrante es que el servicio de comedor escolar es en muchos casos una necesidad irrenunciable para muchas familias en las que ambos progenitores trabajan. Tanto es así que este servicio tiene un peso esencial a la hora de elegir colegios. Además, por desgracia, en muchos casos es la única posibilidad de disponer de una comida equilibrada al día.

Ante estas circunstancias tampoco hay que olvidar otras características propias del modelo, como son: la concentración en pocas manos —una situación de monopolio— que lastra la posibilidad de desarrollo de una economía local y la precarización de la mano de obra que presta los servicios de producción y monitorización de los comedores. No debemos obviar que la oferta de estos servicios se establece mediante lotes de colegios, situación que hace muy difícil competir por su adjudicación a las pequeñas empresas locales y beneficia a las grandes, muchas de ellas multinacionales.

Para comprender el alcance de este modelo basta recordar el caso ocurrido en abril del año pasado en Granada. El AMPA del CEIP GÓMEZ MORENO gestionaba el comedor escolar, una gestión que había recibido varios premios y menciones por su trabajo. A pesar de ello, la Consejería de Educación cedió la gestión del comedor a una empresa de cáterin.

Por ello, desde CGT admiramos la decisión de la FLAMPA de Jerez de la Frontera de crear una plataforma por unos comedores dignos y saludables y su apuesta por una gestión directa de los mismos. Y animamos a todas las asociaciones de madres y de padres de Andalucía a organizarse para exigir a la Administración que la salud de nuestros escolares no se subordine a los intereses de la lógica empresarial.

CGT considera responsable a la Consejería de Educación de esta circunstancia y exige mejorar este necesario servicio mediante la gestión directa y pública de los comedores escolares y la inexcusable mejora de las condiciones laborales de los trabajadores de estos servicios.

Para ello, CGT se ofrece a través de este enlace noteconformes.esy.es para gestionar las quejas y denuncias y se pone a disposición para asesorar a todos aquellos centros escolares y usuarios de estos servicios que lo soliciten.

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